Reflexión sobre la evaluación con la rutina de pensamiento CONECTAR, EXTENDER, DESAFIAR

Revisando todo lo aprendido hasta el momento y echando la vista atrás a mis conocimientos previos acerca de la evaluación,me gustaría expresar a través de este mapa conceptual como he conectado mis ideas previas con lo aprendido durante el curso, qué aspectos destacados he ampliado e incorporado a mi práctica docente  a través del desarrollo del diseño de una tarea integrada y cuáles son los desafíos con los que nos encontramos a la hora de incorporar las nuevas metodologías de evaluación a las aulas en función de los niveles, etapas, alumnos...

Para comenzar, quiero rescatar mis ideas principales sobre la evaluación, entendiendo la misma como una estrategia útil al servicio de la educación y de mejora de la calidad de educación. Una tarea que no dura lo que dura un examen, sino que es una tarea continua del propio proceso educativo que sirve para evidenciar aquellas necesidades prioritarias para poder intervenir en ellas, para lo cual es necesario buscar las fortalezas, debilidades, obstáculos y ser capaces de tomar las decisiones adecuadas para adaptarnos al contexto y alumnado concreto. Todo ello, lo conecto (CONECTAR) con la idea de que es absolutamente necesario creer en que "otra evaluación es posible", una evaluación cuyo fin últimos sea EVALUAR PARA APRENDER   y no para dar por cumplidos una serie de ítems establecidos en boletines o adaptaciones curriculares. Para hacer posible este tipo de evaluación, debemos comenzar por hacer un seguimiento de los procesos de aprendizaje (observarlos y modificarlos en caso de ser necesario), dar al estudiante el control de su trabajo y proceso, proporcionar los recursos y planificar en qué momentos y con qué instrumentos realizar la evaluación y por último, ser capaces de reorientar los diseños didácticos para ajustarlos a los contextos de aula y a las necesidades de cada alumno.

Analizando mi punto de partida, cuando diseñé el boceto de lo que sería el diseño de tarea integrada, en ese momento, preparé una tarea en base a unas necesidades detectadas en mis alumnos, y propuse unos objetivos muy generales que quería abordar así como, unas cuantas actividades que pensé que resultarían motivadoras para mis alumnos, sin embargo todo aquello carecía de una organización planificada. Es en este punto, es precisamente donde creo que he ampliado más mi formación (EXTENDER) y mi idea preestablecida de evaluación, he comprobado  que es fundamental para garantizar el éxito de cualquier planificación, hay que hacer una planificación exhaustiva y eso lleva su tiempo.

Una vez familiarizada con los criterios y estándares de evaluación, de haber seleccionado los que se relacionaban con mi centro de interés y bloques centrales de contenidos a trabajar,  de relacionarlos con otras materias (ardua tarea incluso para niveles bajos de educación primaria) y con los estándares de evaluación pertinentes;  he incorporado la clasificación de actividades a realizar en función de si serían actividades diagnósticas (de inicio de la tarea que sirven para hacernos una idea de lo que saben o no sobre el tema a tratar), las actividades de desarrollo (actividades programadas para cumplir con los objetivos prefijados) y las actividades de reflexión y valoración (actividades relacionadas con hacer protagonista al alumno de su propio aprendizaje, son actividades relacionadas con la metacognición, donde el alumno reflexiona si considera que ha aprendido con dicha actividad o si su esfuerzo y colaboración ha sido eficiente). Por último, he incorporado a mi planificación la idea de SABER (qué contenidos trabajar), SABER HACER (cómo transfiero esos contenidos), SABER SER (qué me reporta lo aprendido como persona , qué aspectos mejoran para mi desarrollo personal, social, emocional).

La parte más compleja, precisamente se encuentra en los DESAFÍOS con los que nos encontramos a diario en nuestra función docente...¿Cómo puedo llevar a cabo todo esto a mi práctica?

El primer desafío con el que nos encontramos es romper con la barrera de la educación tradicional, basada en la consecución de unos objetivos y en una calificación que aún en nuestros días, la utilizamos irremediablemente.

Segundo desafío: Incorporar el tipo de evaluación competencial, dando un mayor peso al aprendizaje por competencias y no tanto a la consecución de unos objetivos formales establecidos para cada asignatura o en las adaptaciones curriculares de mis alumnos.

Tercer desafío:Trabajo como P.T en un IES y me parece realmente complicado poder trabajar los distintos aprendizajes de todas las asignaturas de forma globalizada, haciendo que los aprendizajes sean realmente funcionales, integrados y transferibles y adaptados a las necesidades de mis alumnos.

Me gustaría poder decir que resulta más fácil de lo que pensamos, pero la realidad impera  y mi experiencia me dice que realmente resulta muy complicado, teniendo en cuenta el elevado número de ratio, la distribución y organización de las aulas (demasiado estructuradas que no facilitan la posibilidad de trabajar en grupos, falta de recursos materiales y personales (aprovecho la ocasión para reivindicar la necesidad de incorporar más personal de apoyo a los centros para poder hacer realidad una verdadera inclusión de los alumnos de integración), falta de preparación y conocimientos de algunos compañeros de lo que implica adaptar los contenidos y emplear estrategias de evaluación distintas en función de  las necesidades de los alumnos, etc...). Si ya resulta complicado hacer evaluaciones empleando nuevas métodologías con  los alumnos de secundaria, podéis imaginar lo que puede llegar a ser, el querer integrar y relacionar los contenidos de secundaria  y adaptarlos a  niveles de competencia curricular de primaria (niveles de 2º y 3º de E.P) en algunos casos.

En cualquier caso... no hay que desfallecer. Los que nos dedicamos a esta profesión sabemos ya que hay muchas piedras en el camino y que aún queda mucho por hacer y como dice mi profesor Domingo Ortega Criado; "ADELANTE, SIEMPRE ADELANTE"